viernes, 16 de diciembre de 2022

 XIV

“Aprendiendo de mí mismo”

Diario del artista




Recientemente decidí tomar varias acuarelas abstractas, que no me gustaban, y de colores fuertes, para cortarlas en tiras. 

Con esas partes de papel, hice un tejido sobre una canva, poniéndolas intercaladas, desordenadas, y bien adheridas, dejando un trabajo que mucho me gustó. 

Al publicarla en Facebook alguien me preguntó si tenía composición, entendiendo si las tiras llevaban un orden particular, o si la obra dice algo específico, la respuesta fue: “No”. 

Yo creo que en la acuarela, tal vez como en otras disciplinas, se va aprendiendo poco a poco y paso a paso, así como se puede descubrir detalles nuevos, aprendemos de nosotros mismos y la obra misma nos enseña, no sólo cómo quiere quedar, sino cómo le gustaría que hiciéramos las que siguen. 

Como dije, esta no tiene una composición especial, pero viendo el resultado, intercalado y “secuencial”, aprendí. 

Ya sé qué tipo de acuarelas abstractas quiero pintar para usar en la próxima artesanía, de qué colores, en qué forma poner las tiras, y qué quiero comunicar. 

Ciertamente, el arte puede ser un proceso relajante, pero no puedo descuidarme a lo que me diga, y estar muy pendiente de lo que quiera enseñarme; creciendo ella o ellas y yo.  

Adicionalmente, cada trabajo tiene su valor, y debe tener, además, su historia. Está por ejemplo, sin composición, fue la obra que me enseñó a “componer”. 

Y por lo tanto, y finalmente, como es la vida fuera de la acuarela?, cuántas cosas nos enseñamos a nosotros mismos, y cuántas veces hemos sido nuestros propios maestros, sin darnos cuenta, y dejando pasar la lección, sin pena ni gloria? 

sábado, 10 de diciembre de 2022

 XIII

“El amor”

Diario del artista




Recientemente escuché, en una película: "El amor no es un sentimiento, es un lugar", y me gustó mucho, porque cada vez que yo pienso en el amor con mi pareja, no pienso en los sentimientos que me causa, o en lo que hacemos uno por el otro. Luego de veinte años juntos, tampoco pienso en aquellas maripositas de los primeros tiempos; más bien pienso, y se lo he dicho, que es mis "delicados pastos", al lugar al que llego para descansar. Es mi lugar en el que los problemas no son tan grandes y la tranquilidad llega de manera automática.

Puse en pausa la película, para "masticar" este tema y para aprovechar el momento y darle una "barridita" a mi yo interno, para disfrutar el sabor de la frase y para analizar a qué otros momentos o actividades de mi vida, puedo aplicar esto, y eso me llevó hasta estas páginas.

Porque aunque el tema da para mucho, y puedo desarrollarlo en mis libros de desarrollo personal o en mis blogs de vivencias, también aplica para el diario del artista, aquí, vos y yo.

La acuarela, como lo he dicho, no es un oficio, un trabajo o un hobbie, es magia. Es el mundo mágico en el que me encuentro, y que la vida me dio la oportunidad de vivir y disfrutar.

En mi caso particular, no es sólo sentarse a pintar para crear algo bonito, muy bonito, vendible, enmarcable o guardable; es mucho más. Yo me conecto a no sé qué, como lo hago con la escritura, y descargo lo que quiero hacer, o lo que llegue. Me dejo llevar, me dejo sentir, me permito ser el instrumento por el que el universo pasa, para dejar la marca en el papel. Y no importa que sea o no hermoso, o que le guste o no a muchos, es mi descarga, y yo sólo fui la vía, para que el universo estampe colores en la realidad.

Claro que podría trabajar las acuarelas como un negocio, o hacerlas con la "superficialidad" con la que produzco algunas artesanías con madera o vidrio; pero no quiero. Yo "caí" en la maravillosa magia de la acuarela, y necesito que siga siendo así; y por lo tanto trabajo constantemente para no olvidar que es un don y/o bendición, como mejor te suene, y que cuando estoy frente al papel, al lado de los vasos de agua y de los pigmentos, y con los pinceles en la mano, estoy siendo prueba fiel, de la bendición en mi vida.

Cada uno puede hacer de su vida lo que quiera, o puede escoger la mejor manera de vivirla o de sentirla, yo prefiero sentirme escogido, en lugar de parecer, para mi mismo, uno más del montón.

Y así mismo escojo trabajar o hacer otras cosas. Cada vez que llego al taller textil, para un nuevo diseño o la nueva línea de uniformes de una empresa, juego con mis chicos; porque juego a todo. Juego a pintar y a escribir, juego a trabajar y a vivir. La vida es un juego para mi; un juego en el que no hay ganadores o perdedores; un juego en el que todos podemos ganar.

Cuando te sentés frente al papel, elegí tu actitud, porque estamos hablando de tu propia vida, y que sólo vos tenés las riendas de ella; e internamente, estás solo, y tenés que ser suficiente para vos mismo.

Un abrazo, Vinicio Jarquin (.com)


 X

“Practicando”

Diario del artista



Recientemente alguien dijo en una página de acuarelistas, que usaba papel corriente, o barato, sencillo o de poca calidad, para hacer sus prácticas de acuarela, aprender y luego usar un mejor papel. 

Eso me puso a pensar un poco en términos de resultados y subconsciente. 

¿Qué pasa si en alguna de esas prácticas logra un buen trabajo, podrá luego duplicarlo en un buen papel?

¿Qué pasa si logra hacerse un experto en un papel liso de 140 gms, podrás serlo luego en un papel de 300 gms, granulado?

Siento que es como, aunque sea un ejemplo extremo, que practiquemos con una bola de voleibol, para poder controlar el balón, y luego salir a jugar a la cancha de fútbol. 

Son materiales diferentes, así como distinto es el comportamiento del agua en uno y en otro, la intensidad del pigmento, la manera en cómo se aplica y el resultado final que dará uno y otro. 

Si vamos a jugar fútbol, practiquemos en la cancha grande, con la bola correspondiente y con jugadores dignos de ganarles algún día. 

Y ojalá ese fuera todo el problema. También nos encontramos con nuestro subconsciente, que se ha declarado en modo práctica; sin esforzarse mucho y sin intentar lograr un trabajo final. 

Y al final de todas estas prácticas, podríamos llegar a ser practicantes profesionales, no acuarelistas profesionales. 

El tema de las “prácticas” es un asunto que cada uno debe abordar con mucho cuidado en su vida, poniendo atención a la manera en cómo le habla a su subconsciente. 

Esta toma de consciencia funciona para mi, no sé si para vos. Vos verás. 

miércoles, 7 de diciembre de 2022

 IX

“Los curadores imparciales”

Diario del artista



Hace unos pocos días fui a la marquetería para recoger dos obras que daré de regalo en Navidad. Una de ellas es en acuarela, de mi autoría, y la otra es una que me encontré en la bodega de mi hermano, revisándola luego de que él se fue al cielo, pintada en la tapa de una caja, y que se la daré a mi madre en estas fechas.

Y como siempre que voy a donde don Bernardo, me quedo hablando mucho rato con él, y siempre parece no ser suficiente, porque tenemos que cortar los temas para poder venirme, y muchos veces lo hago porque ya tengo tanto en qué pensar, que prefiero venirme a "masticar" lo escuchado y conversado, y volver otro día por más combustible de vida.

La última vez que fui, hablamos de grandes artistas costarricenses, principalmente en la técnica de la acuarela, de otros que se quedaron perdidos en el tiempo, y de otros que aunque sus obras cuestan mucho dinero, no han avanzado, porque desde hace muchos años cobran lo mismo, y porque los temas no se ven progresar; pero en fin, eso no fue lo que más rescaté en esta oportunidad.

Hablamos un poco de los grandes curadores imparciales y neutrales, que algunas empresas o galería famosas, contratan para que den su opinión sincera y honesta con respecto a una obra, y que digan el porqué esa obra es hermosa y cuesta mucho dinero, sin opción a que digan lo contrario.

Si esto es así, a partir de la apreciación de don Bernardo, y lo convencido que quedé, no siempre es suficiente con pintar una gran acuarela, sino que es necesario que alguien se fije en ella, le haga publicidad, le suba el precio y la lance a mercados internacionales, en los que se mercadea el arte de manera desbocada.

Inventemos una historia, en un posible escenario, la Galería ABC encuentra a un artista que pinta bien, con temas modernos e interesantes, y le ofrece comprarle las obras en USD1.000 cada una, por el resto de los próximos cinco años, entregando no menos de veinticinco obras anuales.

La galería llama a uno de sus curadores imparciales, bajo salario, y les da un par de obras y el nombre del artista, y ahí empieza la magia.

No es cierto, la magia empezó con el pincel del acuarelista, y terminó al entregarla. Lo que empieza ahí, realmente, es el truco o mercadeo.

El curador, como un poeta, novelista o cuentista, empieza a hacer una maravillosa descripción del trabajo, de cada pincelada, del tema, de los colores, de la sensibilidad y de miles de cosas de la acuarela, seguidos de comentarios sobre el artista, su trayectoria, su capacidad, su historia, y hasta dónde compra el pan por la mañanas: en una hermosa callejuela de la ciudad, entre niños pobres y sucios, que le dan inspiración para su trabajo, alejándose del Palacio de Bellas Artes y de cualquier otro lugar insensible, que le quita el romanticismo de su vida, y no sé cuantas otras mentiras más; y terminan diciendo que las obras se cotizan en mercados internacionales, en no menos de USD5.000 cada una, aunque algunas han alcanzado precios de hasta los USD10.000.

En un mundo influenciable como el nuestro, con nuevos ricos que no sólo no saben en qué gastar su dinero, sino que necesitan aparentar lo que son o lo que tienen, aparecen los grandes y potenciales compradores; incluyendo hasta jeques y nuevos ricos del mundo árabe, que quieren competir con occidente, y que tienen como meta personal, convertir su casa, en aquel calor infernal del Golfo Pérsico, en una réplica del Palacio de Versalles. Más o menos como alguna vez el polo (naco) de Pedro el Grande, quiso hacerlo con San Petersburgo, haciendo una copia, según él, de Paris. (Nota: Paris es incopiable).

El artista vende sus obras a buen precio, la galería las distribuye a un buenísimo costo y los nuevos y nacos ricos, se van felices con sus cuadritos, y todo el mundo feliz y contento.

Dicho lo anterior, si algún día sentís que tus acuarelas no llegan a valer lo que valen las de otros autores, y de alguna forma te parece que las tuyas son mejores, tal vez lo sean, es sólo que el inversionista de la galería, no te ha descubierto.

VIII

“Navidad”

Diario del artista



La Navidad es, para algunos de nosotros, un hermoso momento. Sin embargo no son fechas que aparezcan solas, sino que hay que construirlas.

Desde hace algunos años decidí, que cuando quiero tener una Navidad "sentida", tengo que trabajar en eso, y veo películas de la época, escucho música alusiva al tema, ambiento las luces de mi casa y entro en un modo festivo, de manera intencional.

Así mismo, es un buen momento para poder compartir algunas acuarelas con amigos cercanos o familiares, sin ser grandes obras, o trabajos que me cuesten mucho tiempo y esfuerzo; principalmente porque quiero poder hacer la mayor cantidad posible.

Este año, desde noviembre, he empezado a hacer tarjetas de Navidad, que por cierto hasta vendí muchas, y pequeñas acuarelas que sirvan, no sólo de tarjeta, sino que luego la puedan guardar de recuerdo, o que la puedan enmarcar para un espacio pequeño en la casa o en la oficina.

Yo creo que la Navidad tiene su magia, y no tanto porque la tenga intrínsecamente, sino porque nosotros tenemos la capacidad de darle ese carácter, con nuestra preparación para las fiestas; y por otro lado también está la magia de la acuarela, que ciertamente tampoco la tiene, y depende de lo que nosotros hagamos por ella, o de cómo la veamos.

Podemos coger agua y papel, pinceles y pigmentos, y pintar normalmente, como si lo hiciéramos con óleo o acrílico, o cualquier otra técnica, incluyendo las manualidades en papel, vidrio, madera y demás materiales; pero también podemos darle sentido de magia y convertirnos en magos.

Podemos disfrutar del recorrido que el agua hace sobre el papel, dejando pigmentos y haciendo sus propios surcos, algunas veces por rutas antojadizas, y mostrando al día siguiente, un trabajo diferente al que dejamos antes de acostarnos.

La Navidad se puede pasar en un abrir y cerrar de ojos; y las acuarelas se pueden terminar sin pena ni gloria, siendo un gran trabajo; pero a ambos se les puede dar el carácter mágico, al nivel que queramos y si es que lo queremos.

Yo quiero. Yo disfruto la Navidad con un ponche diario, y disfruto las acuarelas con una copa de vino al lado, tan solo porque así es como yo quiero hacerlo; porque aunque algunos digan que la vida se va en un segundo, yo creo que dura mucho, hasta años o décadas, y prefiero vivirla con magia en todo lo que hago, que sin ella.

Feliz Navidad para todos.

 VII

“El ego del artista”

Diario del artista



Tal vez decir "el ego del artista" sea una valoración muy fuerte para describir a alguien, y tradicionalmente la palabra "ego" tiene una connotación un tanto negativa, aunque lastimosamente no encuentro una mejor para describir el artículo.

En todo caso mi intención es el cuidado que debo tener a la hora de calificar una obra, si es que me han pedido que lo haga, o comentarla si es que se espera recibir comentarios de mi parte, o bien el hacer aportes cuando nadie los ha solicitado.

Una obra como tal, producto de la imaginación, del trabajo o de la experiencia de un artista, es su propia creación, su bebé, su representación, lo mejor que tiene en estas disciplinas, para entregar al mundo.

"¿Por qué no hiciste esto o aquello?", "¿Te parece que queda mejor así, que así?", "Si yo fuera vos, lo habría hecho así y así", "¿Por qué no le pusiste esto o lo otro?".

Casi que no hay una forma delicada para expresarle al artista nuestras impresiones o comentarios, si estos no han sido solicitados, porque en la mayoría de los casos, el artista presenta su trabajo para ver qué nos gusta, desde mucho hasta muchísimo, y no para saber cuánto no nos gusta su obra, que podría ya estar firmada o "sellada", producto de su entrega  o viniendo desde su interior.

Finalmente, si el artista hiciera una obra con nuestras recomendaciones o sugerencias, no siempre sería su obra, y por eso hay que tener mucho cuidado.

Recientemente alguien publicó en Facebook su último trabajo en acuarela, sin poner ninguna leyenda o palabras; y que a mi parecer le faltaba para estar terminada o lista, aunque de esto hablaré en el capítulo XII, y le pregunté si la publicaba para que hiciéramos comentarios o sugerencias; pero su respuesta fue que no. Dijo que él sólo estaba empezando, que no le importaba lo que el mundo le dijera, porque no vivía de eso, y que no quería comentarios; entonces no dije nada.

Aunque aquí, entre vos y yo, creo que lo que él quería era recibir comentarios sobre la formidable obra que había publicado, sin que le hablara de correcciones o que le ayudaran a su superación, y claro que, al ser esta su meta, nadie aportó comentarios.

Creo que no lo hicieron, primero porque había de poco a nada que decir de la belleza del trabajo, y además que por el comentario tan petulante, "espantó" a quienes tenían algo que decir.

Pero así es el mundo, y así somos incluso, nosotros mismos, muchas veces. Esto no me deja una enseñanza sobre ese acuarelista, sino más bien sobre si debo o no, dar comentarios cuando  no me los están pidiendo, y si debo o no, pedirlos cuando quiero recibirlos; y en ese caso ser lo suficientemente humilde para recibirlos.

En todo caso, y en caso de darlos, exponerlos con amabilidad, y con un "yo lo que haría sería...", y no un "deberías..." o "tendrías ...".

sábado, 3 de diciembre de 2022

VI

“Un triste momento”

Diario del artista



El 25 de noviembre de 2022, escribí en Facebook, mi nota: "Un triste momento", cuando se me daño una acuarela.

Por supuesto recibí muchas respuestas con sugerencias de lo que tenía que hacer a partir de ese momento. Algunos decían que empezara otra de inmediato, que lo borrara, que lo dejara así, que aprovechara el error, y varios consejos más. 

Incluso muchas personas se hicieron "un juicio" de cómo me sentiría, que no me amargara, que no abandonara la pintura, que esas cosas pasan y no tenía que sentirme frustrado, y hasta apareció aquel que me preguntó el porqué había una copa de vino.

Por supuesto que no respondí a todos los comentarios, de hecho casi a ninguno de esos. Yo borré el daño y continué con la acuarela, no me frustré, no me amargué y la copa de vino estaba ahí porque a mi me había dado la gana de tomármela mientras pintaba.

Mi punto con este comentarios antes de ponerles lo que escribí, es "la necesidad" de algunas personas de dar consejos que no han sido solicitados, y mucho más que eso, de suponer el estado de ánimo de personas que no conocen, tan sólo por lo que les sucedió, y a partir de su propia vida; y esto me lleva a pensar en el siguiente capítulo, que tiene que ver con el ego de los artistas, y el cuidado que tenemos que tener antes de criticar o comentar sobre una obra terminada, o de un trabajo sobre el cual no han pedido tu opinión.

"Un triste momento"

Estar a unos 20 minutos de terminar una acuarela que has trabajado por dias, y de pronto… un pincel cargado de pigmento se escapa de la mano y vuela por el aire… 

Toda suerte de movimientos para tratar de atajarlo, casi en cámara lenta, baja muy despacio, choca con los dedos sin dejarse agarrar, se estrella contra el papel de algodón de 300 gramos, ante nuestra mirada impotente; y al chocar, sin mayor vergüenza o arrepentimiento, rueda sobre lo pintado, dejando lágrimas de hermoso color, a su paso. 

Y ahí empieza el caos… 

Quitar de la mesa el agua, la paleta y la copa de vino, para no cometer otro error, buscar un pincel limpio, correr por agua muy cristalina en otro recipiente, una servilleta nueva y la esponja de borrar, y tratar de eliminar todo lo dejado…. 

Y el resultado final?… a ratos se salva, otras veces se firma con el pequeño error, y otras… ni modo, al triturador del papel. 

Buenas noches. 

 XIV “Aprendiendo de mí mismo” Diario del artista Recientemente decidí tomar varias acuarelas abstractas, que no me gustaban, y de colores f...